El viernes, igual que Ab Ovo, se fue Kike Casanova. El último programa dejó un sabor de sinceridad, sensibilidad y de muchas pretensiones que distan mucho de ser ciertas.
Para comenzar, el recurso de la conciencia, el personaje en sombras que hacía de entrevistador de Kike, el hombre sabía lo que hacía, sabía preguntar, era elegante en sus palabras.
La sensibilidad de Kike me sorprendió, su llanto se veía sincero, se nota que algo había dentro de su alma y lo que quería expresar. Se aguantó no llorar como un niño. Tenía otra idea de Casanova, lo veía como un conductor aburrido, sin nada en el alma, nada que mostrar. Comprobé que tiene una historia en su corazón
Pero Kike Casanova no es como lo describió su productor. El no es lo mejor que hay en este momento en la T.V paraguaya, eso es falso. Kike tiene sus méritos de sufrimiento, es buen conductor, todavía le falta. Kike no debe dejarse llevar por las adulaciones sin fundamento que solo hacen que el alma del ser humano se vuelva sin talento. Debe seguir luchando, haciendo buenos programas, dándole duro al mazo, no dormirse en los laureles.
Señor Casanova, ¿que era ese líquido azul que le dieron de beber en todo el programa? Parecía algún desodorante de ambiente, ¿acaso a su producción le costaba tanto buscarse vino? Eso es algo imperdonable para alguien que quiere ganarse el cielo de los divos. A propósito, hay vacancia completa en ese lugar, según mi opinión
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